El Gobierno nacional buscará que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconozca el arte ancestral de piangüar como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Y es que la extracción de piangüa es una importante actividad entre las comunidades afrodescendientes de la región pacífica, quienes han explotado el recurso ancestralmente de manera artesanal para autoconsumo y generación de ingresos.
De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, se calcula que más de 11.300 familias rurales viven de este recurso.
Las piangüas (Anadara tuberculosa y Anadara similis) son dos moluscos bivalvos de la familia Arcidae que se encuentran distribuidos en la costa Pacífica americana desde Baja California hasta el norte de Perú. Su distribución está estrechamente relacionada con los bosques de mangle rojo.
Ese despacho entregó los resultados de una investigación que demostró que la región nariñense presenta mayores densidades de esta especie (A tuberculosa y A.simillis) de 0.93 individuos/m² de la primera y 0.2 individuos/m² de la segunda.
“La piangua tiene reproducción sexual con fecundación externa, los óvulos fecundados forman un huevo que se convierte en larva, la cual es arrastrada por corrientes y mareas hasta encontrar un lugar de fijación. Esta crece alcanzando el estado juvenil en 5 meses de vida, con el tamaño de la concha aproximado de 3 cm”, destacó
Así mismo señaló que después de 13 meses de vida, las piangüas alcanzan la talla de madurez sexual y a los 16 meses se consideran adultas, con conchas de 5 cm, talla mínima de captura legal en Colombia, de acuerdo a la Resolución 539/2000 del INPA.

Patrimonio Cultural de la Unesco
La posibilidad de que esta práctica sea reconocida por la Unesco fue anunciada durante el Primer Encuentro de mujeres piangüeras del Pacífico Colombiano, en una gestión a cargo de la Cancillería.
El Ministerio de Ambiente destacó el esfuerzo de cerca de 11.328 mujeres que se dedican al piangüeo o concheo, labor ancestral que se transmite de generación en generación en todo el Pacífico colombiano.
Para desarrollar su labor salen rumbo a los manglares cuando baja la marea baja. Allí se enfrentan a enormes raíces mientras se hunden en el barro hasta las rodillas y pelean contra la chitra, el tábano y los zancudos.
Ya en el sitio, de acuerdo con un informe publicado en diciembre pasado en El Espectador, introducen sus brazos en el barro frío, sobre todo en el que se encuentra junto a las raíces del mangle rojo, palpan con sus dedos esperando encontrar una superficie dura que les indique que puede tratarse de la concha de la piangüa, un molusco ovalado de color marrón.
“En cada faena, una mujer puede recolectar entre dos y tres docenas de piangüa, que es como suelen medir el éxito de una jornada de trabajo. La libra se vende en los mercados locales a $6.000 y de cada concha extraen la carne que usan para preparar sudados, empanadas, ceviches y otro largo número de recetas tan ancestrales como el mismo arte”, enfatizó.

Apoyo al sector
Además, esta labor será apoyada a través del Pago por Servicios Ambientales y se trabajará con el Sistema Nacional Ambiental (Sina) para su protección y el fortalecimiento de sus actividades para conservar el manglar.
Por su parte, el Sena capacitó el primer grupo de mujeres piangüeras en manipulación de alimentos en un compromiso que promete avances significativos en la oferta de productos y gastronomía a partir de este molusco.
Se realizará una nueva jornada en septiembre de este año, dirigida a las mujeres del municipio del Bajo Baudó.
Así se puso de manifiesto la importancia de la piangüa en la gastronomía, como una fuente versátil para la creación de productos autóctonos.
La papachina, piangüa y chontaduro son solo el inicio de un abanico de posibilidades para abrir un camino a la comercialización de los distintos productos que se pueden desarrollar a partir de los cultivos que se encuentran en la región pacífica colombiana.
Problemáticas
Durante el encuentro se analizaron las problemáticas que deben enfrentar las comunidades Valle del Cauca, Cauca y Nariño dedicadas a esta labor.
Por eso entre los retos y desafíos que tienen se encuentran encontrar soluciones a los altos costos que deben cubrir los productores en transporte para la comercialización del producto.

Así mismo, se busca mitigar la extracción irresponsable por parte de foráneos que desconocen los principios de conservación de los manglares en la región y el efecto en la biodiversidad colombiana.
“La solución planteada a esta problemática de explotación radica en el fortalecimiento de la educación, colaboración y acompañamiento que se realiza y que se ampliará por parte de las corporaciones. aseguró el director de la Corporación Autónoma Regional de Chocó (Codechoco), Arnold Rincón.
Añadió que “en tal sentido, durante el evento hicimos hincapié en la alfabetización y la sensibilización de las comunidades en el arte de piangüar y se instó a que los proyectos de restauración cuenten con el respaldo de las asociaciones de piangüeras, promoviendo así la sostenibilidad a largo plazo”
Por su parte, las corporaciones autónomas de Chocó, Valle del Cauca, Nariño y Cauca, encabezadas por sus directores, subrayaron la importancia vital de la colaboración regional.
Señalaron que este es comienzo de un esfuerzo conjunto para fortalecer la sostenibilidad y la preservación en el Pacífico colombiano. Reiterando su compromiso de impulsar acciones conjuntas que promuevan la restauración del manglar y la conservación de los valiosos ecosistemas a lo largo de la costa.
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