El escritor y periodista colombiano Héctor Abad, víctima de un ataque ruso a un restaurante en la ciudad ucraniana de Kramatorsk, reconoció que tras aquel suceso quedó «muy golpeado psicológicamente», aunque señaló que sí volverá a Ucrania cuando gane la guerra y «logren expulsar a los invasores».
«Si logra ganar la guerra, si logra expulsar a los invasores, ahí volveré a Ucrania. Pero durante la guerra no sería capaz, quedé muy golpeado psicológicamente y mentalmente como para atreverme a volver ahora», dijo a la agencia de noticias Europa Press antes de participar en un debate sobre literatura acogido por Casa de América.
Abad dijo que el pasado mes de junio decidió viajar a ese país para asistir a una feria del libro en Kiev con motivo de la publicación de una obra suya en ucraniano, y también para presentar la iniciativa “Aguanta Ucrania”, un movimiento latinoamericano en contra de la guerra.
Recordó cómo ya en los días finales de visita a Ucrania decidió junto a sus compañeros de viaje, el exalto comisionado de paz de Colombia Sergio Jaramillo, la periodista Catalina Gómez y la escritora ucraniana Victoria Amelina, acudir a una pizzería en Kramatorsk para una última cena de despedida.
En ese momento, poco antes del inicio del toque de queda nocturno que impera en Ucrania, un misil ruso «de 600 kilogramos de explosivo y altísima precisión» impactó en el techo del establecimiento, que cayó al momento sobre las decenas de comensales de la pizzería, relató Abad.
«Por suerte estábamos en la terraza, al menos por suerte para la mayoría de nosotros, pero en la explosión, no sé con qué, Victoria cayó herida (…) algo le entró por detrás del cráneo al cerebro y ya nunca se recuperó», narró el escritor, que recuerda aquellas «escenas de muerte, sangre y gritos».
El ataque ruso, condenado abiertamente por gran parte de la comunidad internacional, dejó trece civiles muertos y otros 60 heridos, a los que, de acuerdo con el escritor, hay que sumarle las víctimas militares que nunca se han llegado a confirmar.

Melina falleció días después en un hospital de Dnipró, mientras que Abad, Jaramillo y Gómez sufrieron heridas de diversa gravedad, aunque finalmente se recuperaron satisfactoriamente y lograron salir de Ucrania rumbo a Polonia, Alemania y más tarde ya hacia su Colombia natal.
Aquel viaje, aunque con trágico final, sirvió al escritor para conocer de primera mano la situación de ciudades devastadas por la guerra, como Járkov o Izium, y también para conocer la realidad de la población civil ucraniana, golpeada día a día por un conflicto bélico desatado en febrero de 2022 y que avanza sin solución de continuidad.
Petro y su “nostalgia extraña de la guerra fría”
Si aquel suceso sirvió de algo, fue para que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, proclamara días después probablemente su primera «declaración explícita de condena» a la guerra en Ucrania, si bien esta se produjo tras «un comunicado muy neutral» del Ministerio de Exteriores, señalo Abad.
Sin embargo, el escritor reprochó al mandatario una serie de «declaraciones muy extrañas» en las que habría reconocido su indecisión a la hora de escoger entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, o el presidente ruso, Vladimir Putin; u otras en las que apuntó que la caída del muro de Berlín fue la peor tragedia política del siglo pasado.
«Sus declaraciones son un poco contradictorias o caóticas. O tiene una nostalgia extraña de la Guerra Fría que no alcanzo a comprender», lamentó Abad, quien además consideró que Colombia, junto con otros tantos países latinoamericanos, no está siendo lo suficientemente contundente contra Rusia.

Añadió: «Varios países latinoamericanos han asumido una posición muy pasiva (…) a veces de apoyo a Rusia, como el caso de Nicaragua, de Cuba o de Venezuela; a veces de neutralidad, como el caso de Brasil, México o Colombia”, tras calificar de «lamentable» esta posición.
«Me parece que la neutralidad ante una agresión tan clara y ante una violación de todas las leyes internacionales tan clara es lamentable», insistió, luego de asegurar que las potencias que apoyan a Rusia, «como Irán, Corea del Norte o algunos africanos (…) no están entre los países más recomendables del mundo».
En relación con “Aguanta Ucrania”, dijo que el propósito original era, precisamente ,el de «crear una conciencia entre la población latinoamericana», una región que ha sido «respetuosa» con las fronteras internacionales desde hace «más de un siglo» y que lleva «muchísimos decenios sin una guerra internacional».
Más allá de las fronteras latinoamericanas, Abad consideró que el Kremlin especula con una posible victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre de 2024, pues un nuevo triunfo del expresidente, cercano a Putin, haría «mucho más difícil» que Kiev recibiera apoyo de Washington.
«Los rusos están esperando a ver si Trump gana las elecciones. Trump, como lo era (el ex primer ministro italiano Silvio) Berlusconi, como lo es en parte (el primer ministro húngaro, Viktor) Orbán, la extrema derecha de muchos países, son mucho más cercanos a Putin que a la Unión Europa», señaló.

La Unión Europea, hito histórico
Tanto el escritor colombiano como la fallecida escritora ucraniana, fueron recientemente reconocidos por el Parlamento Europeo, una institución que ha catalogado como «uno de los acontecimientos históricos del siglo XX y de principios del siglo XXI más importantes».
«Una región que durante siglos, o incluso durante milenios, no había hecho otra cosa que la guerra entre los países y las invasiones coloniales, resuelven de repente unirse en algo que todavía no es una federación pero que se empieza a parecerlo. Borra las fronteras, borra las restricciones de mercado y comienzan a convivir pacíficamente países que han sido enemigos en todo el siglo XX», destacó Abad.
En este sentido, consideró que recibir el reconocimiento de una institución así, «que es un referente», fue «muy emocionante».
«Yo sentía el deber de representar a Victoría, que ya no tiene voz, de tratar de, como colega, recoge el mensaje de ella y darle voz a lo que ella ya no puede decir», manifestó.

La solución es “fácil”, que Rusia se retire
Preguntado por la solución a la guerra, en la que el diálogo entre las partes está roto prácticamente desde el comienzo, manifestó que esta es «fácil», pues bastaría con que Rusia se retirara de los territorios ocupados y respetara los tratados firmados cuando Ucrania entregó su armamento nuclear en 1994.
Sin embargo, el escritor está convencido de que esto no sucederá, porque supondría una inexcusable derrota para el presidente Putin que tras iniciar una guerra contra un país más pequeño y con menos potencial armamentístico, quedaría en evidencia para los suyos.
«Me temo que en una situación así, de un trozo de Ucrania ocupado, minado, lleno de trincheras construidas por los invasores rusos, se va a producir un largo periodo de conflicto, de estancamiento, a no ser que Occidente suministre muchas más armas a Ucrania, cosa que no sé si va a suceder», enfatizó.
Finalmente, aseguró que la invasión fue quizás más un ataque preventivo ruso ante el avance de los valores europeístas en Ucrania.
«Están luchando contra un modo de vida que, si se impusiera en Ucrania, si empezaran a vivir como se vive en Europa Occidental, pues en poco tiempo Putin sentiría que sus pies se le mueven», puntualizó.
*Con información de Europa Press.
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