Hace muchos años ir a Necoclí era un gran paseo con unos atractivos naturales que despertaban un gran interés turístico. Ayer era un remanso de paz, playas y pescadores.
Hoy es una área que nadie entiende por la cantidad de extranjeros que allí se aglutinan para iniciar una incierta correría a pie por la selva del Darién, con la única mira de llegar a los Estados Unidos para establecerse en ese país.
Las calles, los parques y las playas de un momento a otro se vieron colmadas por tiendas de campaña que alojan a extranjeros que desean iniciar la aventura con todos los riesgos que ella representa.
Centenares de personas procedentes de todos los países de Suramérica se mezclan con migrantes de China, India, Somalia, Camerún, Afganistán y Bangladesh, convirtiendo a Necoclí en una moderna Babel donde se habla una cantidad de idiomas, obligando a muchas personas a dotarse de traductores portátiles para entenderse. Esa tecnología se ve principalmente entre los asiáticos que hasta allí han llegado.
Este municipio antioqueño de un momento a otro sufrió una inesperada invasión, fomentándose todo tipo de problemas, especialmente por falta de alimentos y servicios públicos, lo que atenta contra la salud de sus habitantes.
El municipio sin recursos para enfrentar la situación, debió instalar servicios sanitarios en las calles y en las playas para evitar epidemias y contagios por falta de unos servicios públicos adecuados.

Entre tanto los habitantes y la población foránea debe enfrentar los peligros de la delincuencia representada por narcotraficantes, coyotes y atracadores.
Son miles de personas las que componen esa población flotante que llegó a Necoclí sin documentos ni respaldo alguno que pueda justificarles.
¿Y el Gobierno colombiano?
Esta es la pregunta que muchos colombianos se formulan ante la caótica situación.
Ocurre que ingresar al país por unas horas o pocos días no constituye ningún delito, entonces el gobierno ante la situación permanece de brazos cruzados, sin poder ejercer un control de las hordas que aparecen de la noche a la mañana en Necoclí.
La única solución por el momento según los observadores, consiste en aceptar la propuesta de Panamá en el sentido de militarizar la zona de frontera por su área e impedir el ingreso a ese país centroamericano a pie o por lanchas. Únicamente por vía aérea.
Mientras tanto sigamos pensando en manifestaciones petristas, como si esa zona y el Chocó no fueran parte de Colombia.
+Por: Eduardo Lozano. Exdirector de Nocturna de RCN Radio
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