La canciller Laura Sarabia solicitó en las sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas la exclusión de la hoja de coca de la lista de sustancias más dañinas, tras asegurar que esta petición está respaldada por evidencia científica.
«La ciencia demostrará que la hoja de coca en sí misma no es perjudicial para la salud. Solo podremos arrebatársela a los narcotraficantes si aprovechamos su potencial en usos industriales, como fertilizantes y bebidas», dijo durante su intervención en el 68º período de sesiones de este organismo multilateral.
La ministra de Relaciones Exteriores advirtió, sin embargo, dijo que Colombia continuará en su estrategia de erradicación de sustancias ilícitas.
Aseguró que desde agosto de 2022 hasta enero de este año han incautado más de 1,9 millones de kilogramos de clorhidrato de cocaína, más de 215 mil kilogramos de base de coca y ha destruido 454 laboratorios clandestinos.
Indicó que a pesar de esos esfuerzos por darle continuidad a esta estrategia, no han logrado frenar el consumo, la producción y el tráfico de drogas.
Sarabia señaló que esta no es una situación que solo aqueja a Colombia tras afirmar que en la última década la oferta global de drogas no se ha reducido y el número de consumidores recreativos ha aumentado en más de 50 millones de personas.
«La evidencia es contundente: el narcotráfico ha frenado el desarrollo de nuestro país, ha victimizado a millones de campesinos, ha financiado grupos terroristas y ha devastado ecosistemas esenciales como la Amazonía», indicó.
Con respecto a las comunidades afectadas por esta situación, destacó que es urgente generar opciones productivas viables y rentables, como el cultivo de cacao y café, para las regiones más golpeadas por el narcotráfico, como el Catatumbo y el Cañón del Micay.

«No podemos permitir que las comunidades queden atrapadas en la violencia y el abandono. Debemos llevar recursos y proyectos de transformación territorial a quienes más lo necesitan», afirmó.
En este contexto, la canciller también hizo un llamado a revisar los mecanismos de financiación internacional.
«Colombia ha aportado 416 millones de dólares a la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito en la última década, siendo el segundo mayor contribuyente después de Estados Unidos. Es imperativo que estos recursos se ejecuten con eficiencia, austeridad e impacto real sobre las comunidades afectadas», subrayó.

Para finalizar, la ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, instó a la comunidad internacional a construir un nuevo modelo basado en la evidencia y el respeto a la vida.
«Reformar el régimen global de drogas no significa normalizar el narcotráfico, sino dotarnos de herramientas más eficaces para combatirlo. No podemos seguir repitiendo los errores del pasado. Para Colombia, reenfocar esta política es una cuestión de vida y paz», concluyó.
El encuentro fue presidido por el presidente de la Comisión de Estupefacientes, Shambhu Kumaran; la directora Ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, Ghada Waly y el presidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, Jallal Toufiq.
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